EXVOTOS REALES DEL ROCÍO por  Manuel Romero Triviño

Sabida es la unión existente de los Reyes de España con el culto a la Virgen del Rocío, desde los tiempos de Alfonso X hasta nuestros días.
La devoción de la Real Casa a Nuestra Señora del Rocío tiene su más cierto origen y principio en la adquisición por los Infantes Duques de Montpensier de la Dehesa de Gatos y del Coto Real del Lomo del Grullo en 1850, también conocido por el Palacio del Rey, al final de la Raya Real. (Foto nº 1)
Desde entonces las estancias de SS. AA. en el Coto Real, que se empezó a llamar de los Infantes, las cacerías y partidas de campo, llevaron a los Duques de Montpensier y, más tarde, a los Condes de París y Duques de Orleáns, al Santuario de la Virgen del Rocío, brotando en ellos una ferviente devoción a la Reina de las Marismas, que heredarían y acrecentarían SS. AA. los Infantes don Carlos y doña Luisa y sus hijos. (Foto nº 2)
La foto nº 3, nos presentan a la familia de la Condesa de Paris en su Palacio de Villamanrique de la Condesa el 28 de Abril de 1917 estando debidamente identificados al pie de foto. (Fotos nº 3 y 4)

BASTÓN DE MANDO DEL REY ALFONSO XIII
Por S.A.R. el Infante D. Carlos, y con las anuales monterías del rey don Alfonso XIII en Doñana, la devoción a la Virgen almonteña se sigue manteniendo unida a nuestra realeza. Muestras de esta fervorosa devoción de la Real Familia, son los exvotos donados a lo largo de los años por la misma y que se hallaban en la antigua Ermita demolida en 1963. Cabe destacar del Rey Alfonso XIII, el bastón de mando de carey, oro y esmalte que hace pocos años perdiera la Virgen en la Procesión del Lunes y del cual se ha hecho una réplica. (Fotos nº 5 y 6)

OTRAS JOYAS REALES
Un segundo grupo de exvotos y ofrendas de la real familia a Nuestra Señora del Rocío está formado por joyas. De antigua labor de orfebrería son unos pasadores de oro y coral, regalo de los duques de Montpensier, que se ponen a la Virgen en su ropa interior.
Pero la joya más preciada, así por su valor intrínseco como por la estimación histórica y sentimental de las piezas que la forman, es el broche que fue donado a la Virgen por los Infantes don Carlos y doña Luisa. En su forma actual tiene trece centímetros de altura; lleva al centro un gran topacio orlado de diamantes y perlas; hojas y florecillas de diamantes, ocho zafiros redondos, tres esmeraldas triangulares y una rara y valiosa perla negra; en el penacho superior, un antiguo cabujón de zafiro que la reina doña Amelia de Portugal donó a la Virgen con otras joyas.
Este magnífico y valiosísimo broche, que en los días de Pentecostés luce la Virgen en el pecho, al lado izquierdo, lo mandaron formar los Infantes en 1942, con todas las joyas que la real familia había ido ofreciendo a la Santísima Virgen a lo largo del tiempo; al reverso tiene la inscripción: SS. AA. RR. los Infantes Don Carlos y Doña Luisa de Borbón y Orleans a la Santísima Virgen del Rocío. 1942. (Fotos nº 7 y 8)

Capítulo aparte merece el regalo que le hiciera a la Santísima Virgen la Infanta Isabel Alfonsa de Borbón y Borbón.

Se trata de una de las joyas más preciadas que conservaba en su poder la mencionada Infanta: un broche de oro y brillantes, con el No Madeja Do, que le había regalado la ciudad de Sevilla el día de su boda con el Conde Zamoyski. (Fotos nº 9, 10 y 11)

OTROS EXVOTOS
Existieron muchas otras ofrendas y delicadas atenciones de los Infantes para con la Virgen del Rocío, como por ejemplo fueron las campanas votivas ofrecidas a la Virgen por el duque de Orleáns.

De las dos que tenia la espadaña de la antigua Ermita, la mayor de ellas, tenía la siguiente inscripción en una lado: EX-VOTO A NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO y del otro DUQUE DE ORLEÁNS EXPEDICIÓN ÁRTICA 1905

La otra campana, más pequeña, decía: SAN JOSÉ AÑO 1916 y debajo:
FUNDICIÓN DE CONSTANTINO LINARES MADRID CARABANCHEL BAJO
El mismo don Luis Felipe donó en 1911 el primer pararrayos que se puso en el santuario.

La condesa de París regaló también a la Virgen la saya, manto, rostrillo y vestido para el Niño, todo en tisú de plata bordado en oro.
A la condesa de París se debió también la renovación de las puertas del antiguo santuario, pero llevándose las viejas, de cuyas maderas mandó hacer cruces para cada uno de sus hijos.

Es debido y justo ponderar lo que los Infantes, desde los duques de Montpensier hasta hoy, han representado y representan en la historia de la devoción rociera, dando un tono de espiritualidad a la romería, también de dignidad y empaque regio, pero con un sentido democrático de la realeza inédito en el mundo, porque es sólo rociero. Mucho sabe de ese fino amor y fervorosa devoción de los Infantes a la Virgen del Rocío esos corazones de plata, con sus nombres, uno más de esa ristra de corazones que adornan las sayas de la Virgen; aunque lejos, en Brasil, en Villamanrique, en La Zarzuela, en Sevilla, el corazón de los Príncipes e Infantes de España sigue prendido de amor a la Virgen Santísima del Rocío. (Foto nº 12)

EXVOTOS MARINEROS
Los más antiguos de ellos formaban un grupo de muy interesantes exvotos marineros en su mayoría, conocida la afición por el mar de nuestros regios Soberanos.

Estos exvotos marineros de la Familia Real nos recuerdan la tradición marinera de la Virgen del Rocío; no es raro encontrar en documentos de los siglos XVII y XVIII embarcaciones que llevaban el nombre de la venerada Patrona de Almonte, tal, por ejemplo, un navío Nuestra Señora del Rocío, que hacia la carrera de Indias en el siglo XVIII.

El más antiguo de estos exvotos reales marineros es una bellísima nave de mesa del Siglo XVII, labrada en plata, ricamente repujada y cincelada. Sus medidas son excepcionales: 66 cm. de alto, 41 cm. de ancho y 50 cm. de largo.

El casco del navío lo forma un dragón, de tanta tradición en las artes marineras, cuya cabeza hace de mascarón de proa y cuya cola se bifurca para recibir el castillo de popa; éste se adorna con un escudo rodeado de trofeos y banderas y se remata con un gran fanal. Las cuatro patas del dragón se apoyan en pequeñas ruedas para el movimiento del pesado exvoto. Los costados de la nave se decoran con escenas mitológicas; a estribor, el rapto de Europa; a babor, nereidas y tritones. Su arboladura, de dos únicos palos, es elegantemente desproporcionada, con un velamen exaltado, pomposamente henchidas todas sus velas; la cabuyería fina y acertada; las cofas son coronas de lises, primorosamente cinceladas. Con ser todo magnífico en esta prodigiosa obra de orfebrería, es verdaderamente admirable, por su vivo realismo, la cubierta del navío, con toda la tripulación en pequeñas y bien estudiadas figuras de plata cincelada, en actitud cada cual de ejercer su oficio, algunos trepando por las escalas. (Foto nº 13)

Las velas mayores ostentan, finamente grabados con toda exactitud heráldica, diversos escudos; las tres lises de la casa de Borbón, los roeles de gules de los Medicis o de Toscana y, en otra, un león rampante coronado. Esta espléndida obra de orfebrería, sin parangón por su tamaño y su riqueza artística, es obra francesa de la segunda mitad del siglo XVII, obra muy probable de Claude Ballin, joyero de Luis XIII y de Richelieu. Por los escudos que lleva en sus velas, se supone que perteneció sin duda alguna a los Orleans, por quienes pudo llegar a la Virgen del Rocío, muy probablemente por donación de esta pieza a la Virgen por la Condesa de París o sus hijos.

En 1967 y debido al estado en que se encontraba, fue restaurado de manera altruista por D. Antonio García Vaca, almirante de la Armada Española y vicepresidente de la Hermandad del Puerto de Santa María. (Foto nº 14 y 15)

En la actualidad se encuentra en el Museo de los Tesoros de la Hermandad Matriz, inaugurado el 10 de Julio del 2014 en los Triforios del Santuario. (Foto nº 16)

Existen también dos lámparas votivas en forma de naves, actualmente en la Parroquia de la Asunción de Almonte, y que antiguamente estaban en la anterior Ermita a los lados del altar de la Señora, ofrenda de la Condesa de París, doña María Isabel Francisco de Orleáns, en diversos momentos de la carrera de marino de su hijo el Infante don Fernando de Orleáns, duque de Montpensier, gran devoto de la Virgen del Rocío; una de estas lámparas tiene la siguiente inscripción: (Fotos nº 17, 18 y 19)

Esta es la fecha en que el Infante don Fernando, a los veintiún años, ascendió a alférez de fragata. Estas naves fueron mandadas copiar por la condesa de París de otras que la princesa Elena de Meckiemburgo-Schevaring, esposa del príncipe don Fernando Felipe, duque de Orleans, había donado a un santuario mariano de Normandía.

Bibliografía

Juan Infante-Galán: “Exvotos Reales en el Santuario del Rocío” -Artículo ABC 2/6/1963, Juan Infante-Galán: “Rocío: La Devoción Mariana de Andalucía”, Camilo Olivares: “Isabel Alfonsa de Borbón y Borbón” – 2004, Revista “SEMANA” 1/6/54, Fondo documental del Centro de Estudios Rocieros del Ayuntamiento de Almonte (CER,  Archivo Particular de Manuel Romero Triviño.

LA CORBETA “BELGIQUE”

También de recuerdo de los que conocieron la anterior Ermita y más concretamente en el pilar del lado derecho del presbiterio, existían unos pescantes de forja, que se adornan con el escudo real de la casa de Francia, sosteniendo una gran vitrina que guardaba uno de los más interesantes y significativos exvotos reales del santuario del Rocío: la réplica de la corbeta “Belgique” (Fotos nº 1, 2 y 3) ; del escudo colgaba con una cadenilla una placa de plata que decía:

A N. D. DEL ROCIO EXVOTO LE DUC D´ORLEANS CAMPAGNES POLAIRES ARTIQUES 1905 – 1909

El príncipe Luis Felipe Roberto, Duque de Orleáns, hijo de los Condes de París, hermano, de la Infanta doña Luisa, hombre emprendedor y viajero, tocado de esa curiosidad científica y exploradora de su tiempo, organizó diversas expediciones exploradoras y científicas a las entonces todavía en gran parte ignotas tierras del Polo Norte. (Foto nº 4)
Tras la primera de ellas, iniciada en 1905 a bordo de la “Belgique”, adquirió la misma por 13.000 francos. (Foto nº 5)
La emprendida en el verano de 1907, cuya crónica y datos científicos fueron recogidos por el propio duque de Orleans en un libro publicado en París en 1909, titulado “La Revanche de la Banquise. Un été de derive dans la mer de Kara. Juin-Septembre 1907″, fue la más arriesgada.
Las primeras páginas del Diario recogen ya la profunda preocupación del Duque, en los inicios mismos del viaje, como un presentimiento de los grandes peligros futuros; dice: “La suerte está echada; de pronto, bruscamente, casi sin transición, me encuentro solo, aturdido, como si con los pies juntos hubiese saltado al vacío”.
Antes de partir de Berger, en Noruega, el 18 de junio, visita la pequeña iglesia católica y a su párroco, el sacerdote Wang; el duque lo describe así: “Antes de partir, como hice en mi viaje de 1905, he bajado a tierra con mi fiel Joe para ponerme en regla. Tiene un gran encanto la misa matinal en esta pequeña capilla, la oración florece por si misma en los labios y uno se siente cerca de Dios y capaz de grandes cosas”.
Seguramente el Duque, se sentía movido por el recuerdo, en esa mañana de grandes emociones, a punto de partir para la arriesgada aventura incierta, de otras misas en la soledosa y cálida paz de otra pequeña iglesia, en las marismas almonteñas, y recordaría los bellísimos ojos misericordiosos y la humildosa majestad acogedora de Nuestra Señora del Rocío, la gran devoción de su madre la condesa de París. (Foto nº 6).
Tal sería su devoción a la Reina de Las Marismas, que en su primer viaje de 1905 por aquellas latitudes polares de Groenlandia donde bautizaron una pequeña isla con el nombre de Rocío, en honor a la Santísima Virgen protectora de sus hijos marinos más intrépidos. Hoy día este islote sigue llevando el nombre, con una pequeña variante, y la isla de “Rosio” figura en las cartas del polo Norte como recuerdo de esta valerosa aventura. (Foto nº 7)

A los pocos días de comenzar la travesía, se hallaban en la mar de Kara, que los aprisionan y obligan a permanecer a la deriva. Hasta el 22 de agosto pasaron momentos arriesgados y de gravísimo peligro, pero en este día parecen exaltadas las fuerzas de la naturaleza, y el Duque escribe en su Diario: “El ímpetu del hielo es un espectáculo grandioso; no he visto jamás nada más impresionante, por la sensación de violencia brutal que nos producía ver y sentir las corrientes opuestas coger de golpe al navío y tirarlo de un lado a otro, con fuerza irresistible, como un barquichuelo, a pesar de los esfuerzos de la nave y del timón. En semejantes momentos sentíamos la presencia de Dios, y fiábamos sólo de su bondad el buen fin de nuestra aventura”. (Fotos nº 8 y 9)
Por fin, el 30 de agosto salían por el estrecho o puerta de Kara al mar de Barents, y el 14 de septiembre arribaban a Hammerfest, puerto noruego cerca del cabo Norte. Lacónicamente dice el Diario: “A las cinco bajé a tierra para ir a la iglesia, a dar gracias a Dios por habernos protegido tan milagrosamente en esta peligrosa expedición”.
En la primavera de 1911, el Duque de Orleans ofrecía a la Virgen del Rocío esa reproducción de la corbeta “Belgique”, a la que tanto cariño tuvo y con la cual navegó los mares remotos, entre hielos y tempestades. El exvoto era una reproducción exacta del original (Escala 1:36) en sus más pequeños detalles, hasta los observatorios meteorológicos de cubierta, constituyendo lo que se llama un “barco retrato”. (Foto nº 10)
Este blanco barquito alzado en alto al lado de la Virgen, recordaba a los que visitaban el Santuario, que un príncipe de sangre real, heroico y aventurero, don Luis Felipe Roberto, Duque de Orleans, llevó el nombre de María Santísima del Rocío, su nombre de blanda luz, de suave ternura, sobre la fría dureza de los hielos polares. Muchos años después, como se narrará en capítulo aparte, un grupo de Rocieros por el Mundo, llevó la imagen de Nuestra Santísima Madre al otro polo.
Con la desaparición de la antigua ermita se pierde la pista de la maqueta, que desde 1961 y por avatares de su historia, sufrió un grave deterioro tras el que apenas quedaba sino su casco. En la primavera del 2014, la Hermandad Matriz de Ntra. Sra. Del Rocío de Almonte se propuso la reconstrucción de la maqueta para ser expuesta en el Museo-Tesoros del Rocío. Gracias a los benefactores del proyecto, D. Jaime González-Gordon Díez, Dña. Beatriz de Orleans-Borbón Parodi Delfino, sobrina nieta del Duque de Orleans, Jean Louis de Guerlache, nieto del capitán del barco, y la propia Hermandad Matriz, el modelo ha sido remodelado y puesto a punto por la Fundación Nao Victoria de manos del maquetista Luciano Benjumea Alvarez (que ha realizado una primorosa y concienzuda labor.
La maqueta se encontraba en un estado que requería un profundo trabajo de reconstrucción para lucir en el nuevo museo. Por ello, se ha investigado sobre cómo fue el barco original, su historia, sus formas y equipamiento, datos con los que reconstruir con todo rigor y fidelidad el modelo original que hace más de 100 años el duque de Orleans ofrecía a la Santísima Virgen del Rocío. (Foto nº 11)

LA “BELGIQUE” (Restauración)
Como ocurriera hace más de un siglo, uno de los Exvotos Reales más señeros de los que se exponian en la anterior Ermita del Rocío, ha vuelto a ser ofrecido a Nuestra Santísima Madre del Rocío, tras una Eucaristia a Sus Pies.
Al igual que lo hiciera a principios de 1911 el príncipe Luis Felipe Roberto, Duque de Orleans,(1869-1926) al regreso sano y salvo, de una de sus expediciones al Polo Norte, sus descendientes y los de aquellos que participaron con él en las mismas, a través de la Fundación “Nao Victoria”, han hecho entrega a la Hermandad Matriz del Rocío de Almonte, de la maqueta de la Corbeta “Belgique”, en la que realizara sus viajes, una vez restaurada, dado el estado en que se encontraba con el paso de los años, más concretamente desde la desaparición en 1963 de la anterior Ermita.
El magnífico trabajo de restauración de la maqueta, ha sido llevado a cabo por el modelista naval, D. Luciano Benjumea Älvarez, (Herrera-Sevilla, 1940), que lleva más de 60 años, fabricando maquetas en su “astillero de la sierra sur de Sevilla”.
Con el mimo que da la impronta de artista más aproximadamente unas 1.200 horas de trabajo, Benjumea ha conseguido devolver su esplendor a la maqueta escala 1:36 de aquella Corbeta “Belgique” que en 1884, año de sus construcción en Svelvik (Noruega), comenzara su andadura por los mares como ballenero bajo el nombre original de “Patria”; fuera posteriormente la primera en surcar los mares de la Antártida (1897-1899) ya bajo el nombre “Belgique” y realizara numerosas expediciones científicas a ambos Polos hasta 1916; fuera nuevamente bautizado como “Isfjord”, operando como buque de pasajeros; sirviera como empresa de procesamiento de pescado flotante (1918), otra vez como “Belgique” y terminara sus días, previamente desarbolado, como polvorín flotante de las Tropas Aliadas (británicas en este caso) en la II WW, siendo hundido por los daños colaterales de un bombardeo alemán cerca de la localidad de Harstad (Noruega) el 19 de Mayo de 1940.El pecio de la misma se encuentra localizado desde 1990 en el estrecho de Brurvik en la península Gangsasen, a unos dos kilómetros de la ciudad de Harstad, existiendo un proyecto de recuperación de los restos para su exposición.
La fotos siguientes en detalle, dan fe del resultado de esta restauración que para disfrute de todos los rocieros, se podrá contemplar a partir de ahora en el Museo de los Tesoros del Rocío, todo ello gracias los benefactores del proyecto, D. Jaime González-Gordon Díez, Dña. Beatriz de Orleans-Borbón Parodi Delfino, Jean Louis de Guerlache, nieto de Adrien de Gerlache , capitán del barco y la propia Hermandad Matriz, con la coordinación de la Fundación “Nao Victoria”.

Bibliografía

Juan Infante-Galán: “Exvotos Reales en el Santuario del Rocío” -Artículo ABC 2/6/1963, Juan Infante-Galán: “Rocío: La Devoción Mariana de Andalucía”, Revista “SEMANA” 1/6/54, Fondo documental del Centro de Estudios Rocieros del Ayuntamiento de Almonte (CER), Guadalupe Fernandez Morente (Fundación Nao Victoria): “La Corbeta Belgica” Belgica Genootschap (http://www.belgica-genootschap.be/index.php?option=com_photogallery&Itemid=6&album=395&pic=5306) Archivo Particular Manuel Romero Triviño